Nada que perder.

Fuiste viento fresco, entrando por una ventana, atrevido.

Al poco fuiste vendaval, y lo llenaste todo de ruido.

Me dijiste hola y me cubriste de besos.

Y cada día te inventaste algunos nuevos.

Nos amamos más que muchos otros, pero siempre en secreto.

Lo dijimos todo, y sólo nos faltó el “Te quiero”.

Nos usamos el uno al otro, y echándonos de menos.

Con la excusa del nada que perder, porque en realidad, nada tenemos.

There are no comments on this post

Deja tu comentario

Nota: La primera vez que escribas un comentario tardará un poco en aparecer.