Un, dos, tres.

Una noche de noviembre me enganché al ritmo de sus caderas, bañadas por sangre cubana y unas cuantas cervezas.

Un, dos, tres. Vuelta. Sus manos en mi cintura. La pista de baile.

Un, dos, tres. Vuelta. Y sus manos por todo mi cuerpo. La habitación del hotel.

There are no comments on this post

Deja tu comentario

Nota: La primera vez que escribas un comentario tardará un poco en aparecer.