¿Cuánto cabe en una maleta?

August 5th, 2019 - No Responses


¿Cuánto cabe en una maleta?

De pie frente a todas sus cosas, irremediablemente mezcladas con las de él, observa un pequeño universo de desconsuelo. Su universo.

Calcula lenta y mentalmente cuánto puede meter en esas maletas, cuántas cajas va a necesitar para llevarse de allí su ropa, sus cosas, sus recuerdos, su culpa.

¿Cuántos zapatos caben en una maleta? ¿Y cuánto tiempo vivido?

A ella, que hacer maletas siempre le pareció lo más excitante del mundo, porque a menudo el preámbulo es la mejor parte del viaje, hoy solo puede llorar y dejar que algunas lágrimas se cuelen en el equipaje.

Hoy llenar las maletas significa finalizar una travesía.

Empaqueta desordenadamente y de manera mecánica, con la paradoja de que no piensa pero la cabeza le va a mil revoluciones. Le cuesta respirar.

Con la mayoría de cosas no duda: esto para guardar, esto para tirar.

Pero entonces aparece algo que le hace detenerse en seco. Vuelve a llorar, si es que había parado, y dudando, deja que sea él quien decida cuál es su destino. Fotos, entradas, regalos, una nota, las copas de vino.

Cuando ya han pasado varias horas y le duelen los ojos y los dedos, solo queda delante de ella lo que no cabe en ninguna maleta.

La primera vez, la última, los gritos, las risas, las lágrimas, un temblor, aquel baile, aquel beso.

¿Y en qué maleta va a meter todo eso?

¿Primavera? ¿Eres tú?

May 5th, 2019 - No Responses

¿Primavera? ¿Eres tú?

No quisiera precipitarme. Otras veces antes creí verte entrando por la ventana. Pensé que estabas tú en aquellos tímidos rayos de sol que empezaban a alumbrarme.

El calendario me decía que tenías que ser tú. Pero el mes de abril me mentía, una y otra vez. Aparecías y volvías a marcharte. ¿Por qué lo hacías? Parece que ahora mayo se ha decidido a traerte, pero permíteme dudarte.

¿Eres de verdad tú?

Desconfío. Desconfío de esta brisa fresca, de esta luz que empieza a calentar. Desconfío de los días que empiezan a alargar por si se volvieran a apagar.

Desconfío de las flores que se abren, por si se volvieran a cerrar.

Desconfío del sol, por si se volviera sombra y de la brisa por si se volviera huracán y de la llovizna por si se volviera tormenta.

Por eso, déjame volver a preguntarte.

Primavera, ¿eres tú?

Huele.

May 25th, 2015 - No Responses

Hoy la felicidad huele a leche tibia.

Y a pañales con tufo dulzón y a un leve sudor. Huele a colonia inocentemente irresistible.

Huele a café fuerte por la mañana para combatir las noches casi en vela.

A nuevo y a prestado. A mantas suaves para envolver sueños.

Huele a besos golosos en la piel lisa y caliente.

Y sabe a las lágrimas que declaran un amor que no explicar de otra manera.

Intersección (yo, tú, ella, él)

March 5th, 2013 - No Responses

Yo volaba en un avión destino a ninguna parte.

Tú embarcaste directo al rumbo opuesto.

Ella sabía su trayectoria, pero el billete era de ida y vuelta.

Él pidió un itinerario con todas las escalas.

En algún punto interseccionaron todas nuestras vidas.

Pero habíamos escogido unas vías sin salida.

 

Ya no soy princesa.

January 3rd, 2013 - No Responses

Hoy lloré tus lágrimas en la camiseta de otro.

Hoy todavía te quiero más de lo que necesito, y menos de lo que puedo.

Hoy sólo soy una de esas.

Hoy me arranqué la corona de princesa.

 

Aquí. Ahora. Nosotros.

December 9th, 2012 - No Responses

Aquí, y ahora, y un nosotros tácitamente marcado por la sensación de que ya nunca sabremos qué habría pasado si hubiéramos escogido cualquier otro de los múltiples caminos que el destino nos tenía preparados.

El vértigo de saber que allí, donde fuera que sea, no podremos volver jamás.

Y aunque este aquí solo se parece al que imaginamos, aquí estamos. Porque un día tú y yo soñamos este ahora: exactamente el que nos ha convertido en nosotros.

Secretos de otoño.

October 14th, 2012 - No Responses

Hoy tus labios le contaron un secreto a los míos, y el viento de otoño lo esparció junto a miles de hojas abatidas, formando una amalgama caprichosa de texturas húmedas y enredadas a nuestros pies.

Los secretos de otoño son más secretos. Se mimetizan con el paisaje y se disfrazan solidariamente de colores marrones y anaranjados y grises y azulados.

El cielo se reinventa encima nuestro cada hora que pasa, y fabrica nubes que camuflan nuestras confidencias, enmascarando nuestro secreto de otoño.

El viento silva fuerte y convierte nuestras frases en sólo rumores que el resto apenas podrá advertir.

Y así nuestro secreto seguirá siendo a tres bandas: tú, yo y este extraño otoño.

(foto: http://ink361.com/#/photos/287493641471448073_7161460) 

El olvido.

September 11th, 2012 - No Responses

De todas las maneras posibles para decirnos adiós, escogimos la más triste: el olvido.

Quisimos ser extraños y convertirnos en esto que nos permite ser otros: dos desconocidos dentro de unos cuerpos que nos sabemos palmo a palmo.

Y lo que vemos el uno del otro es todo lo que queda ahora, porque el resto lo confinamos al pasado.

Y allí, incomunicados en un mundo paralelo en el que nos seguimos conociendo, quizá todavía nos queremos, y quizá sigamos sufriendo.

Pero ahora en este somos otros.
Y si nos hemos querido, no me acuerdo.

La mendiga.

September 7th, 2012 - 2 Responses

La veo cada día, hecha una bola en el suelo. Sucia, y despeinada, moralmente pisoteada y físicamente vencida. Probablemente más joven de lo que su mirada preocupada aparenta, y menos feliz de lo que quiero creer.

Apenas la oigo hablar. Repite siempre las mismas frases, en voz lo suficientemente alta para que las oigamos pero lo bastante baja para que no hieran su orgullo.

La encuentro a horas indeterminadas y aleatorias,  y en eso ella y yo nos parecemos. En la puerta del supermercado, arrebujada en el suelo, a veces extendiendo una mano, casi siempre con los brazos cruzados en un abrazo ensimismado. No la acompañan carteles que expliquen quien es ni cómo ha llegado allí.

La veo todos los días. Yo, y los otros muchos ojos que pasan por encima de ella vemos lo mismo: la escena incansable de un esfuerzo que imaginamos inútil. Algunos pasan rápido para no verla, otros aminoran el paso para mirarla y a lo mejor darle una moneda mientras ella murmura un gracias, algunos nos la llevamos a casa en las entrañas.

Y ella a su casa lleva el poco dinero que puede conseguir. Lo lleva hasta un hogar que yo ni puedo imaginar, pero donde quizá la esperan otras almas pisoteadas que durante el día deambulan por las calles de esta ciudad que son las mismas para todos.

Almas que a la noche se refugian de las miradas como la mía. Comparten lo poco que han obtenido, y algunas frases cálidas en voz alta. Y quizá rían, y quizá se abracen, y quizá hagan el amor.

Y cada día la veo y la miro, y cada vez me parece más pequeñita.
O tal vez día a día mis tacones son más altos y mi mirada más fría.

Él no eres tú.

August 25th, 2012 - No Responses

Si él fueras tú, hasta mis labios serian otros en estos besos que van a destiempo, y el compás de mis latidos sonaría distinto. 

Si él fueras tú, nos sobraría Cantabria entera y nos faltarían dos copas de vino tinto. 

Si él fueras tú, serían las mismas palabras, pero distinto su significado y más duradero su eco. 

Si él fueras tú, yo sería otra y no la protagonista de este abrazo hueco. 

Y aunque él no eres tú, este ahora es suyo. 
Y en su ahora yo soy ella. 
Y él sale en mis relatos. 
Y quizá yo saldré en los suyos. 

¿Y si…?

August 11th, 2012 - No Responses

Se nos escurre el tiempo entre las manos. Nos recreamos en una acelerada conversación en la que enlazamos frases a la vez inesperadas y encantadoras.

Usamos palabras simétricamente perfectas,  tanto que no sabemos si han salido de tu boca o de la mía. Pero de las dos sale una sonrisa.

Hablamos de emociones que tienen prisa por salir. Y de sentimientos asustados que esconden un por qué.

Nos damos abrazos que traspasan la distancia y el recelo, y en mi cabeza sólo una pregunta.

¿Y si…?

Fantasmas.

August 8th, 2012 - No Responses

Hoy somos fantasmas, espejos imperfectos de una realidad que ya no existe.

Formas sin contorno. Sombras de un pasado que en ocasiones desluce y en otras aclara el presente.

Ya no hay tacto ni color y las voces son solamente el eco de las frases que hemos heredado.

Somos un sueño interrumpido antes de culminar, el desasosiego de las ilusiones rotas.

Una brecha en el tiempo en la que se repiten, somnolientos e interminables, instantes caducados.

Y cuando se encienda la luz, desapareceremos.

Amar viene de mar.

July 18th, 2012 - No Responses

 

Hoy amar viene de mar.

Hoy son olas que vienen y van.

Somos nosotros dejándonos llevar por la corriente

Y son nuestras pisadas borrándose en la arena confidente.

Es una mar salada, esa que me da sed de ti.

Y son remolinos en el agua, marea celosa que te aparta de mí.

Es también la brisa marina, que sopla y eriza mi piel.

Aunque en este punto ya no sé si es por ella o por quién.

Los cajones del verano pasado.

June 21st, 2012 - No Responses

Te encontré en los cajones del verano pasado, dormido durante meses entre ropa amontonada y recuerdos desordenados. Pero inconfundiblemente tú.

Encontré tu rastro en mis vestidos, los que durmieron en tu suelo, testigos de momentos que parecían incansables.

Algunos aparecen como el attrezzo de escenas de pobres, tú y yo y una conversación con poca luz. Nada más.

Otros tienen rastros de noches acaudaladas, diversión hasta la madrugada, miradas a escondidas con la música alta.

Guardan sabores salados, quizá el mar, quizá el sudor, o algunos besos con gintonic.

Vestuario que envolvió instantes sin pasado ni guion.

Situaciones únicas y en atesorado desorden.

Tanto que no les pudimos poner ni nombre.

La contradicción subida a una noria.

June 9th, 2012 - One Response

Debí ver sombras rubias en tu mirada y en el corazón arañazos
Pero también latidos fuertes, desacompasados.
Marcando un ritmo desigual, tres tropiezos y una victoria
Pero puede ser al revés, la contradicción subida a una noria.

Verdades y mentiras que nadie sabe, y que yo no entiendo
Sentimientos que se apagan y un amor que va muriendo
Cada vez más pequeño, cada vez más lejos, cada vez menos real
Y más transparente y más silencioso y menos material.

Lo nuestro fue arena resbalándose entre mis manos
Se me cayó a los pies, y ahora delata mis pasos

Dudable relato, real tormento, nuestra historia y el dolor se desvanecen
Y cuentan que al final, desaparecen.

Silencio.

May 2nd, 2012 - No Responses

 

El silencio no es la nada.
Un silencio a veces lo es todo.

Y no está vacío, está muy lleno, y pesa.
Lleno de palabras y de sentimientos.

Un silencio es una respuesta.
Es “sí”. O es “no”.
Casi nunca “yo también”.

Hay silencios que llenan mi cabeza y van creciendo
Y no sé cuál se romperá primero.

Hay silencios de ti.
Silencios para abrazar
Y silencios para escribir.

Un silencio no miente.
Pero a veces esconde una mentira.

 

(Foto: http://ink361.com/#/users/7888207)

Tu lado de la cama.

April 8th, 2012 - 2 Responses

Hoy me he despertado en tu lado de la cama.

Me ha llevado hasta allí una marea de sueños y recuerdos, guiados por olores en la almohada y tu hueco en el colchón. Una corriente de pasiones, que hasta dormida me llevan a ti.

Atrapada entre las sábanas, me dan abrazos calientes de algodón y poliéster. Y me enredo un poco más en ellas, buscando esos momentos en que los abrazos me los das tú.

Me arremolino por la cama, la que siempre se nos queda pequeña, y ahora son enormes las distancias.

Ruedo de este a oeste. Me pierdo y no encuentro salida, y las sábanas ya están tibias. Confundo norte y sur.

Pero sigue tu olor. Y el vacío que dejas. Y los recuerdos que son el camino a donde estuviste tú.

Anatomía del corazón

March 26th, 2012 - No Responses

Un día aprendí que el corazón es un músculo vacío, del tamaño aproximado de un puño.

Después aprendí a llenarlo, de momentos, de personas, de imágenes y de historias, algunas dolorosas, pero otras muy hermosas.

Un día contigo supe que era más grande de lo que hubiera podido imaginar jamás.

Más tarde entendí que, aunque lleno, el corazón siempre está un poco vacío.

Y ahora he aprendido por qué tiene forma de puño: para luchar con él.


 

Nada que perder.

March 25th, 2012 - No Responses

Fuiste viento fresco, entrando por una ventana, atrevido.

Al poco fuiste vendaval, y lo llenaste todo de ruido.

Me dijiste hola y me cubriste de besos.

Y cada día te inventaste algunos nuevos.

Nos amamos más que muchos otros, pero siempre en secreto.

Lo dijimos todo, y sólo nos faltó el “Te quiero”.

Nos usamos el uno al otro, y echándonos de menos.

Con la excusa del nada que perder, porque en realidad, nada tenemos.

La línea discontinua.

March 5th, 2012 - One Response

Perdemos el ritmo en los bailes con abrazos
Y regamos macetas sin flores

Vivimos sentimientos apalabrados
Por no poder ponerles nombre

Escribimos frases en un asimétrico muro
Deseándonos mucha suerte

Y nos preocupamos tanto del futuro
Sin darnos cuenta que se nos pudría el presente

Si tens sort.

February 14th, 2012 - No Responses

Hi ha estels que no brillen de nit, ni són al cel.

Si tens sort, apareixen al teu costat, un dia qualsevol que es tornarà un dia especial.

Tenen rínxols daurats.

Hi ha estels que són una ampla abraçada de pell blanca i ulls blaus i intel·ligents.

I fan olor a veritat.

Són una mà que s’allarga cap a tu. Si tens sort. A vegades aquesta mà et vol empaitar. A vegades necessita que l’estiris.

Estels que parlen fluix i riuen fort i pensen alt i estimen molt.

Tot això si tens sort, com n’he tingut jo.

Per A. Gràcies per haver-me trobat.

Amor de cuchara.

January 29th, 2012 - One Response

El nuestro es un amor de cuchara. Y cuchillo y tenedor.

Y servilleta atada al cuello que protege el corazón.

Vengo sin invitación y me pido un romance a la carta. Chocamos dos copas transparentes y mudas por nosotros y nos salpicamos, un brindis húmedo que se desliza por mis piernas.

Juntamos nuestros labios en besos blandos y jugosos, y es una inevitable entrada a seguir con el resto.

Cada parte nos sabe distinta, una mezcla de texturas y sensaciones que devoramos con mordiscos. A veces suaves y a ratos más firmes, y en algunos bocados erizas toda mi piel.

Y en este menú todos los platos me parecen un postre seguido de otro.

Las sábanas son un mantel que acaba esparcido de migas y manchas coloradas de vino, o de carmín, o seguramente de un poco de cada cosa.

Y me pasarás la cuenta, pero este placer sólo se paga con placer.

Así que la próxima invitas tú.

Perdí mi nombre.

January 29th, 2012 - No Responses

Me perdieron tus besos.

Y en tus brazos perdí mi vestido.

Perdí la vergüenza

Y entre las sábanas me perdí en ti

Y perdí el sentido.

Y perdí el aliento

Y perdí la noción del tiempo

Perdí el miedo,  y perdí mis dudas

Y se perdieron calores.

Y perdí mi nombre, como me pasó otras veces.

Y esa noche fue el de todas las mujeres.

January 8th, 2012 - One Response

Se acaba el tiempo, nos decimos adiós.

Me das un beso. Uno solo, que me sabe a la vez a todo y a poco.

Y el resto de ellos los soñaré.

El reloj de arena.

December 13th, 2011 - No Responses

No tengo sueño y no estás.

En unas horas me vencerá el cansancio y dormiré. Tú sin embargo no vendrás.

Sólo puedo pensar. Me muevo poco para evitar el desierto que vas dejando a mi lado en la cama.

No duermo y no te tengo.

Tu vacío es cada vez más grande y más frío. Un hueco oscuro y silencioso que taladra mis horas en blanco al ritmo de un reloj.

Pienso a la vez en todo y en nada. En ti y en tu ausencia. Lleno y vacío.

Son horas pequeñas: la 1, las 2, las 3 de la mañana. Y cada vez estás menos y el tiempo se ahoga más.

A ratos creo que sueño que te tengo. Y entonces la distancia de mi cama a ti se hace todavía más grande.

A ratos creo que lloro. Y con el cansancio emocional llega un letargo sosegado que romperá en la mañana.

Entonces, durante el día, te buscaré de nuevo en nuestros rincones. Y cuando te encuentre, le daré la vuelta a este reloj de arena.

Lo llenarás todo, y durante la noche, mientras no duermo, volverás a vaciarte poco a poco en mi cama. Hasta que no caiga más arena. Y sólo entonces, podré dormir.

Ahora también en Facebook.

December 10th, 2011 - No Responses

Noches de vainilla

December 9th, 2011 - No Responses

 

Mañanas con resaca de noches de vainilla.

Restos de ti impregnados en mí.
Recuerdos con olor de cada minuto contigo.

Fragancias que en mi cabeza tienen
para siempre ya, forma y movimiento.

Los mordiscos furtivos en la oscuridad
se delatan ahora en mi piel.
Dulces señales para acusarte de regalar horas a mis noches.

El amanecer nos atrapa
en un meloso y largo buenos días.

Y tu media sonrisa más mi media sonrisa
son una gran sonrisa de vainilla.

Dorsales para la alegría

November 19th, 2011 - One Response

Mi particular crónica de la Behobia – San Sebastián, 13 de noviembre de 2011.

Hoy me he puesto un dorsal para la alegría. Un trozo de papel enganchado a mi pecho. Pone un número y pone mi nombre.

El número no significa nada, como todas las cifras que me rodean hoy: minutos por kilómetro, ritmos, posiciones y parciales. Dígitos sin más sentido que el que uno le quiera dar.

El nombre hoy lo significa todo. Cada vez que lo oigo es un “Tú puedes”. Quiere decir “Lucha”. Me dice “Ánimo”. Me grita “Creemos en ti”. Mensajes de voces anónimas que se levantan misteriosamente inconfundibles desde el bullicio que no cesa, para llegar exactamente hasta mí.

Durante 20 kilómetros me golpea un sol severo en la cabeza y toda la energía que me mandan miles de personas por si acaso a mí se me acaba la mía. Sufro, pero no puedo parar, hoy no. No puedo defraudarlos.

Hoy un trozo de papel significa correr con la piel de gallina. Y temblor en las piernas. No me fallan las fuerzas, es que mi cuerpo y mi cabeza quieren llevar ritmos distintos.

Ay, mi cabeza. Esa también corre, pero es otra carrera. Tiembla minuto a minuto, martilleada por momentos pasados, y alimentando momentos futuros, sintiendo que en cada paso se fulminan sentimientos y se cambian por unos nuevos. Sonrío aunque tengo ganas de llorar.

Avanzo metros, caras borrosas y aplausos. Al fondo veo la meta. El griterío es ya ensordecedor. Me da una pena terrible terminar, quisiera alargar este momento. Bajo el ritmo el último kilómetro, asimilando con cada órgano de mi cuerpo el momento irrepetible que estoy viviendo. Tiemblo, río, lloro. ¿La felicidad se parece a esto?

Cruzo la meta y la alegría se me desborda por los poros igual que el sudor. Miro en mi reloj una de esas cifras que, en realidad, no quieren decir nada.

En mi cabeza espero que de repente el ruido pare, después de la catarsis, pero no lo hace. Se alarga flotando unas cuantas horas por encima de mí y me acompaña hasta casa junto con una medalla que me recuerda que lo conseguí.

Y con un trozo de papel. Uno de esos dorsales para la alegría.

 

Después.

September 22nd, 2011 - 3 Responses

Tus besos saben muy distintos en la mejilla
y tu voz me suena rara por teléfono.

No hay manchas en las colchas, ni carmín en tus camisas
y no se duerme mejor en tu lado del colchón.

No consigo doblar bien las sábanas ni deshacer como antes la cama
y sólo sintonizo canales de deporte en el televisor.

Las botellas de vino me duran el doble
y los kleenex la mitad.

La mermelada de naranja se ha vuelto amarga.
O quizá esto era antes así ya.

La colada.

September 15th, 2011 - 4 Responses

Hoy puse una lavadora con tus recuerdos.

Estaban sucios y descuidados, llenos de mentiras como manchas de colores oscuros. Abandonados en algún lugar, y ennegrecidos por el paso del tiempo.

Los puse en programa “Delicado” y jabón neutro y esperé, sin poder evitar mirar de reojo algún que otro ciclo tras el plástico transparente que se convierte en una gran mirilla.

Hay ruido. En la lavadora, y en mi cabeza. Vueltas que se me hacen eternas. Sonido de agua corriendo, y a ratos un sollozo. Más vueltas. Más agua y a ratos una lágrima. Aclarado. Centrifugado.

Termina. Se hace el silencio.

Abro la tapa, decidida. Saco uno a uno los recuerdos. Me sorprende el olor a limpio, higiénicamente puro. Insólitamente renovado. Es una curiosa colada.

Los tiendo al sol en cuerdas tensadas, uno al lado del otro, sujetados por pinzas de colores alegres. Forman una bonita banderola que ondea con el viento. Me fijo, y sonrío.

Es viento a favor.

Arañazos.

August 31st, 2011 - No Responses

Borrando estigmas, limando arañazos, con tus dardos dibujo en mi piel estrías que tachan tu nombre. Brota sangre envenenada.

Y los dardos los convierto en flechas que disparan a nuevos corazones. Nombres todavía anónimos que harán olvidar los precursores.

Espacio para emociones frescas. Incipientes sensaciones. Sangre limpia.

Cada vez las cicatrices están más juntas pero cuando no quede espacio rasparemos y escribiremos en ellas.

Otras historias, otras razones.

Otras heridas y otros nombres.

Tengo que decirte algo.

August 2nd, 2011 - 2 Responses

La noche más larga del mundo.

July 31st, 2011 - One Response

El universo no entiende de romances, y las noches duran lo que marcan las estaciones. Pero la noche de ayer aún no ha terminado. Sigue en mi cabeza.

Y durará todavía algún tiempo, viviendo un poco cada día en mis sueños. Con todos sus momentos intactos. Se revivirá una y otra vez, origen o final de fantasías, principio o desenlace  de historias que son un poco mentira y un poco verdad.

Una noche que se funde con el resto de mías días, y los contamina irremediablemente.

Y durará toda mi vida.

Sumando recuerdos.

July 25th, 2011 - One Response

Nos quedaron por vivir muchas cosas, todos esos momentos que imagino cada día, y ya no sé en qué lugar ponerlos. Casi no me queda sitio para nada más. Todo el espacio lo ocupan tus recuerdos y ninguno lo puedo borrar.

Mi cabeza está llena de memorias de historias, desordenadas y enredadas unas con otras, tantas veces han sonado en mi cabeza y se han mezclado con mis deseos que algunas ya no puedo diferenciar si son ficción o son realidad.

Casi no queda ya lugar en mí para imaginar día a día cómo sería este escenario contigo, y fantasear con cómo sería mi vida con tu forma de inspirarme y tus maneras de quererme. Continúo mi historia sumando tus recuerdos.

Sin tu presencia y tus palabras, los uso para fabricar todo eso que nos quedó pendiente. Recuerdos que me cogen de la mano cuando voy lenta, me frenan cuando voy demasiado rápida y me abrazan para decirme “estoy aquí”. Y ya hace 8 años.

Te fuiste, y aunque quedan menos lágrimas, todavía, de vez en cuando, me resbalo en los charcos que dejaron por ti.


S.T., 70’s.

Barcelona rota.

June 19th, 2011 - No Responses

Hoy se rompe Barcelona.

La ciudad que espió nuestro primer beso,
y tantos otros que le siguieron.

Rotas las baldosas que guiaron nuestros paseos.
Son añicos las farolas que nos alumbraron confidencias en la noche.
Y desafina la música que acompañó nuestros abrazos.

Hoy se resquebrajan recuerdos de horas y días felices y momentos indescriptibles, pedazos que abren grietas en tu alma y en la mía.

Hoy se ha roto Barcelona. Y el cielo  ha llorado sus astillas.

La colina.

June 4th, 2011 - No Responses

Me encontraste temblando debajo de una colina de sentimientos. Respirando, manteniendo las constantes vitales, pero escondida y muy quieta.

Te sentaste ahí fuera, en mi ladera, suavemente. Demasiado sigiloso para permitirme ser imprudente, pero a la vez demasiado unido como para no resultar excitante.

Tu presencia tranquila y profunda me hizo asomar al mundo, que en realidad, era el mismo mundo que me había hecho apartarme. Ya no hay temblores.

Como hojas húmedas de otoño, apartaste con tus dedos un mechón de mi cara. – Es para verte mejor, me dijiste. Y con ese movimiento y sin saberlo, apartaste miedos y desalientos. Y entonces, sí, nos vimos mejor. Se reactivó el bombeo y se desentumecieron sensaciones.

Y nos quedamos allí, mucho rato, quietos, a lo alto del montículo mágico, un monte de Venus particular que nos acoge y alimenta.

Y si ahora tiemblo es de placer.

El orden incorrecto.

April 25th, 2011 - 3 Responses

Las cien casualidades despertaron mil curiosidades. Y otros instintos.

Seguimos el orden incorrecto. Primero me besaste y luego me conquistaste.

El vino viajó de tu copa a mi boca y de ahí a envolver nuestros cuerpos. Pero el desorden de los factores no alteró el producto.

Y en cada pieza de ropa que viaja al suelo, y en cada frase que sale de nosotros, descubrimos algo nuevo, algo bueno.

Nuestras prendas y nuestros cuerpos pasan la noche desordenados. Unas en silencio, los otros susurrando a gritos.

El orden es incorrecto pero el resultado es perfecto.

Me debes un baile

January 27th, 2011 - 2 Responses

Me invitas a adentrarme en tu salón, entre risas. Te sigo hasta el sofá, y nos hundimos, tan juntos que se me escapa un tímido calor en las mejillas.

Sentados lado a lado, hablamos con posturas ablandadas por una copa de vino o dos. A mí me parece que cada vez estás más cerca, pero no digo nada. Con cualquier excusa miro el reloj. – Tengo que irme. Pero no me voy.

Descubro en tus gestos que estás descubriendo los míos. Miras el reloj en mi muñeca y sonríes. – Tienes que irte. Pero no me voy.

Con tu mano sujetando mi muñeca, tus caricias empiezan en mi brazo. Siguiendo una melodía, me mimas con aire distraído como si rasgaras cuerdas en un arpa. Tus palabras dicen una cosa, tus movimientos dicen otra. ¿A quién tengo que creer?

Me agito en el sofá, me quiero mover al ritmo de esta música, y mi pulso ya sigue la cadencia de tus roces. Ahora el calor es evidente. – Tengo que irme. Pero no me voy.

Espero, cobarde o prudente, que ejecutes el siguiente compás.

Paso un rato secuestrada en tu sinfonía silenciosa, y tú defiendes tu inocencia. Amenazo una última vez y finalmente me despego de tus dedos. 

Me voy.

Pero que sepas que me debes un baile.

Cuento de Navidad.

December 25th, 2010 - No Responses

Esta es la historia de un cuento de Navidad.

Un cuento de un día en que las penas florecieron alegrías, y las lágrimas regaron sus brotes. Se acallaron las tristezas y de cada llanto salió una carcajada.

Los lamentos fueron canciones, y los silencios un Te quiero.

Un cuento de amarguras hechas caricias.

Y delicioso sabor a ti.

Tiempo al tiempo.

December 5th, 2010 - One Response

Hoy le pido tiempo al tiempo. Pero no un tiempo cualquiera.

Quiero un tiempo grande, en el que quepamos tú y yo.

Un tiempo amable que acoja nuestra historia.

Quiero un tiempo hecho de mis sueños.

Un tiempo que dé cobijo a mis anhelos,
que alimente mis deseos,
y que sacie esta hambre de ti.

Rojo sobre rojo

September 23rd, 2010 - One Response

Rojo sobre rojo son mis labios sellando los tuyos.

Rojo sobre rojo es el vino de tu copa en mi boca.

Rojo sobre rojo son nuestros cuerpos encendidos.

Rojo sobre rojo es la señal de prohibido.

Rojo sobre rojo son tus latidos en mi espalda.

Rojo sobre rojo es tu lengua en mis secretos.

Rojo sobre rojo son mis uñas en tu piel.

Rojo sobre rojo es ira y es pasión.

Mil formas.

September 19th, 2010 - 3 Responses

Una mirada o una caricia
Una sonrisa, una palabra o un silencio
Una frase que sólo yo entiendo

Mil formas que adoptan los “te quiero”
Distintos en cada persona
Distintos en cada momento

Gracias por habérmelas dado
Algunas veces sin saberlo
Otras sin poder disimularlo

Y ahora te perdono si lo hiciste sin quererlo

Los besos perdidos.

September 12th, 2010 - 6 Responses

El otro día, en el trasbordo de la línea 1 a la línea 5 en Sagrera, vi como a un chico, mientras subía las escaleras mecánicas, se le cayeron todos los besos que llevaba.

Ni él ni la gente alrededor parecieron darse cuenta. Yo en cambio me sentí muy inquieta por él. Me volaron algunos encima como mariposas, y me apresuré a recoger los que pude y los repartí por mis bolsillos, disimulando.

Lo alcancé en el andén mientras esperaba el siguiente metro, y me situé cerca. Él seguía ajeno a lo que le había ocurrido, tranquilo. Lo miré y su mirada me pareció algo triste, pero no supe ver si esa era su expresión habitual. A mí me parecía que tenía que estar sintiendo algo terrible por haber perdido toda aquella carga.

Cuando subimos al tren, él se quedó de pié y yo me puse a su lado sin decir ni hacer nada, estaba nerviosa y me notaba el ritmo alterado. Sentía los besos resguardados en mis pantalones y la excitación se hacía mayor mientras pasaban las estaciones. Tenía que hacer algo porque en un momento u otro llegaría su parada o la mía y no quería quedarme toda esa responsabilidad en mis bolsillos.

Aproveché un momento de entrada y salida de pasajeros en que nuestros cuerpos quedaron más cerca, aguanté la respiración, cogí los puñados de besos y con cuidado los puse en su bandolera. Respiré.

Le volví a mirar, pero su semblante seguía siendo serio y melancólico. Había esperado una reacción, una transición a un estado emocional mejor reflejado en su cara. Pero no fue así.

Apenas me dio tiempo a seguir mirándole cuando llegó su parada y se bajó. Lo observé caminar a lo largo del andén, con paso sereno e ignorando todo lo que había pasado. Entonces me di cuenta: los besos volvían a escaparse de su bolsa.

Y en aquel momento entendí. Aquellos no eran besos perdidos, aquellos eran besos rechazados que fatídicamente buscaban un lugar al que ir.

Inesperada tristeza.

September 12th, 2010 - One Response
La vio alejarse, llevándose todo lo que había traído, con los ojos inundados de lágrimas y el alma de pena, sabiendo que era la última oportunidad, quiso llamarla pero lo hizo sólo en silencio.

El camino lo marcaban luces de neón que se desvanecían a su paso, sin más rastro que el que deja la implacable verdad del fracaso.

Ella se iba haciendo más pequeña, más lejana, y cuando no fue ya más que una sombra imprecisa, en su cabeza cesó un rumor, como el murmullo de un motor al fondo que de repente se parara y provocara el silencio.

Aunque hacía tiempo que había empezado a irse, no fue hasta ese momento que empezó a caminar, remolcando un equipaje que pesaba más de lo que había imaginado. Por un momento le pareció oír la voz de él que la llamaba, pero eso pasó sólo en su cabeza.

El camino era borroso, pero aun así ineludible. Sabía dónde tenía que ir aunque no cuánto iba a tardar en llegar.

A cada paso los pies se arrastraban como en un lamento, hasta que en un momento se volvieron ligeros y empezó a correr.

Entonces le invadió una inesperada tristeza.

Milagros.

September 10th, 2010 - No Responses

Hay en mi barrio una señora llamada Milagros. La he visto esta tarde.

Pese a su nombre no le atribuyo capacidad de obrar milagros ni otros poderes especiales.

La guardo en mi memoria porque, aunque no recuerdo exactamente cuándo, hace muchos años, la encontré hablando como otras veces con mi vecina y más señoras en la entrada a nuestro edificio.

Y aquella, como otras veces, me detuve un momento a saludar. Al verme, alguna de ellas preguntó – ¿Y no tienes novio? Cosas que preguntan las señoras. Yo negué con la cabeza y con el rubor de mi cara, sonriendo condescendiente aunque seguramente a aquella edad ni siquiera sabía lo que significaba esa palabra.

Milagros me observó pícara y concluyó – Pero se le nota en la mirada que está enamorada.

Yo debía tener apenas 18 años y, como muchas chicas de mi edad, era más que probable que estuviera enamorada, de cualquiera. A esa edad te enamoras todos los días. Su predicción no era difícil, pero sentí que aquella mujer me estaba leyendo las entrañas.

No recuerdo nada más especial a partir de ese momento. Sólo sé que cada vez que me cruzo a Milagros por la calle, me asalta una inquietud.

No sé siquiera si ella se acordará de mí, y desde luego no del episodio. Pero por si acaso bajo la mirada al suelo, evitando que me vuelva a lanzar un veredicto que, quizá, no quiero escuchar.

La velada.

September 5th, 2010 - No Responses

Empieza la velada, nos sentamos cara a cara. No importan los motivos que nos han llevado hasta aquí.

El espacio es pequeño, y algo ruidoso. Las mesas colindantes están ocupadas por habitantes de  una escena y un momento que quizá luego olvidaremos.

Nos envuelven conversaciones desiguales: algunas románticas encapsuladas en pocos centímetros, otras apasionadas que se comparten generosas, otras disgustadas que evitan las miradas directas. Y entre todas la nuestra que disputa otra batalla.

También se escuchan pensamientos encerrados, como los míos, intentando adivinar detrás de tus gestos y tus palabras, y generan más ruido en mi cabeza que el que se oye alrededor de la mesa.

El momento se va alargando implacable, desparramado en copas y frases y algunas caricias silenciosas que no sabemos interpretar. Nos servimos otra copa de vino. El episodio va variando de tonalidad, sensual, como si cambiaran las estaciones en torno a nosotros, se relevan las personas, mudan las conversaciones, se suceden las historias alrededor. Y la nuestra, ausente, lleva su propio ritmo marcado por latidos, y ahora estamos tan cerca que no sé si son los tuyos o son los míos. Fantaseo con que siguen el mismo compás.

No importa qué nos ha llevado hasta este momento ni dónde vayamos después ni si es principio o es final.

Lo que importa es que estamos aquí.

En cuarentena de amor.

August 30th, 2010 - One Response

Cansada de usar cápsulas duras para corazones blandos, hoy me pongo en cuarentena.

Aflojo las vendas en los ojos y en el alma, y se liberan con ellas mariposas atrapadas. Se hará el silencio y mis latidos se irán espaciando en el tiempo.

Hoy cambio la esclavitud de un sentimiento por el consuelo de un recuerdo.  Hojas verdes por hojas secas que pisotearé en el camino de vuelta.

Hoy renuncio a que me quiten el sueño.

Pero también sé que hoy renuncio a soñar.

Mirando el techo.

August 25th, 2010 - One Response

Hay días en que felicidad es tumbarse en una cama y decir lo primero que te pasa por la cabeza. Mirar al techo, escuchar silencios y restar importancias. En la penumbra acortamos las distancias.

Tácitamente confiamos secretos y disimulamos heridas. Dibujo corazones mudos en tu espalda que son preguntas y son represalias.

En un momento encajan nuestros cuerpos, proyectamos nuevas formas, y reinventamos momentos que ya hemos vivido.

Y en mi mente se resuelven los silencios, uno a uno.

Una extraña sensación.

August 13th, 2010 - 2 Responses

Ayer me di cuenta de que me faltaba algo. Llevaba ya unos días con una sensación extraña, un vacío raro dentro. Entonces me palpé en el pecho y lo noté. O mejor dicho, no lo noté: me faltaba el corazón.

Otra vez.

Me puse a pensar en los últimos días, en lo que había hecho y qué había sentido, pero no tenía muy claro si esta vez se lo había dado a alguien o si me lo habían robado. Así que seguramente lo había perdido, por haberlo sacado en algún momento y en algún lugar inoportuno. Los corazones son muy sensibles a estas cosas.

El corazón necesita que lo tengan en cuenta y lo cuiden. Si te olvidas de él, se vuelve débil y cada vez más pequeño, más diminuto. Tanto que se te puede escurrir en cualquier rincón. Si lo expones a menudo y revelas su interior, corres el riesgo de dejártelo en cualquier esquina, sin hablar de que en un momento de distracción alguien te lo robe, y ni comentar que se lo des a alguien voluntariamente. Después no es fácil recuperarlo.

Hay varias formas de encontrar un corazón perdido: dosis de cariño, inyecciones de amor, lecciones de poesía, noches en vela, ríos de lágrimas, borbotones de risas y tiempo. Mucho tiempo. Y una combinación de todo ello.

Al final, lo encontré sollozando en una maceta con un geranio. Estaba plantado.

Lo recogí y me lo volví a poner con cuidado. Cómo no sé todavía qué hacer para no volverlo a perder, probaré a engancharlo con unas tiritas para que, al menos, cicatricen un poco las heridas.

Y por si acaso, lo regaré todos los días.

El atropello.

August 12th, 2010 - No Responses

Una chica entra en la comisaría, apresurada.

Buenos días, dice sin mirar a nadie en concreto.

Un policía, veterano, levanta la mirada de sus papeles y responde el saludo. Ella se queda callada.

– ¿Y en qué puedo ayudarla?, añade él.

– Quiero poner una denuncia.

– Sí, dígame, de qué se trata.

– He sufrido un atropello.

– ¿Cómo dice? Oh, por favor, venga por aquí, siéntese, ¿se encuentra bien?

La chica no aparenta daños, pero el policía sabe que a veces pueden no ser apreciables a simple vista. Toma rápidamente un bloc para anotar lo que ella le cuente.

Gracias. Pues… no mucho la verdad. Ya sabe. Su aire es afectado y toma asiento donde le indica el policía. Está a punto de echarse a llorar.

Tranquilícese. ¿Quiere un vaso de agua? Sin esperar respuesta le sirve agua de la máquina dispensadora en un vaso de papel. ¿Cuándo ha sido?

– Gracias. Ayer por la noche.

– ¡Vaya! Y ¿cómo ha tardado tanto en venir, mujer?

Bueno, usted ya sabe cómo son estas cosas. Pasan unas horas hasta que reaccionas y te das cuenta. Ella habla resignada, dolida.

– ¿Darse cuenta? Pero… ¿No ha sufrido daños? El policía deja de escribir en su bloc. La mira extrañado.

– Uy, sí, muchísimos, hágase a la idea, después de tanto tiempo, así, de sopetón. ¡Estábamos tan bien! A ratos su discurso es más indignado.

– ¿Dice que estaban bien antes del atropello?

– Sí, perfectamente. Todo el mundo lo decía. Escriba eso.

РDisculpe se̱ora, pero no entiendo nada.

– Eso mismo dije yo, ¡eso mismo!. Todavía estoy intentando digerirlo, he pasado una noche fatal. Por eso he tardado en venir, ya sabe.

– No, ¡no sé! Entendí que quería denunciar un atropello.

– Sí, eso es. Después de tanto tiempo, ayer me dijo que no me quería. ¡Que no me quería! Esto es un atropello emocional, ¿no? ¿Necesita los datos del delincuente? Los tengo aquí, anotados…

…

El catalitzador.

August 10th, 2010 - No Responses

A vegades és una minúscula espurna, tímida, quasi indetectable. Altres es presenta com una explosió agegantada, insolent, que desfoga.

Sempre és l’arrel del canvi, la fi de l’abans, l’inici del després. L’acceleració del procés.

Es desencadenen les conseqüències, una després de l’altra, les unes despertant a les altres, a vegades esperades, sovint temudes, sempre imparables.

El temps transcorre a un altre ritme, els instants es precipiten, els moments es condensen.

I de sobte saps que tot passa, que tot comença i tot acaba. L’espurna ja no hi és.

I el primer vent s’emportarà les cendres.

Cuerdas.

August 4th, 2010 - 3 Responses

Nosotros.

July 24th, 2010 - 2 Responses

Y llega ese momento en que ya no existe la palabra nuestro,
y lo que hicimos uno, vuelve a ser dos.

Lo que unimos con amor, lo separamos ahora con tristeza
y con palabras torpes que no ocultan el dolor.

Se desgarran los recuerdos en mitades esparcidas,
y la realidad se convierte ahora en dos verdades, la tuya y la mía.

Sólo quedan entre nosotros piedras de un camino torcido
que todavía nos conducen el uno al otro.

Pero yo ya soy otra, y tú ya no eres tú,
y ya no somos nosotros.

Pequeña.

July 24th, 2010 - No Responses

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En mi cabeza ella es perfecta. Tiene mirada de purpurina y risa de cascabeles. No hay lugar para defectos ni carencias, sólo harmonía en sus gestos, y música celestial cuando habla.

Sus frases son dogmas de fe y sus actos heroicidades.

En mi cabeza, yo me hago pequeña, y ella crece hasta lo insoportable.

Muebles viejos.

July 22nd, 2010 - No Responses

Es miércoles por la noche. Hoy es el día de los muebles viejos.

Bajas una a una las piezas que decoraban este antiguo hogar. En la entrada de la casa se va amontonando un archivo de momentos, tristes, salados, dulces. Ahora  todos borrosos.

Alguien se los llevará, a otro lugar, a empaparse de otras almas, a llenar otros momentos y otras vidas, y a restaurar su sentido.

Miras el escenario y te das cuentas que has reído y has llorado, y que has sentido mucho más de lo que crees.

Tú también. Haz recuento.

Las palabras se las llevó el viento.

July 1st, 2010 - 2 Responses

Las palabras se las llevó el viento.

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Pero se dejó los abrazos y los largos besos.

Se olvidó aquí los buenos momentos, las horas de noches deliciosamente en vela, los silencios sin prisas y aquella poesía.

Se quedaron las miradas, los brindis por todo y por nada.

Se dejó lo mejor, cada una de las cosas que nos hicieron cómplices y todos los instantes del trayecto de anónimos a enlazados.

Las palabras se evaporaron.

Pero todavía se escucha tu presencia.

El hombre con la cara llena de historias.

June 27th, 2010 - No Responses

A veces es por un comentario, otras por observar un gesto, pero lo que me reveló las miles de historias que aquel hombre tenía que contar fue mirar su cara.

Un rostro que es reflejo de un alma llena de memoria, crónica de una vida repleta, que despierta prudente admiración, y desatado recelo.

Surcos que surcan y cuentan cuentos. Marcas que, una a una, desvelan un marchito pasado que parece pesar en el presente, y, quizá ensombrecen el futuro.

Lo veo fumar, solitario, en un rincón del bar. Parece tranquilo acompañado de su copa. Le miro cada vez con menos cautela. Piel envejecida. Frente ancha y despejada que enmarca una mirada inteligente aunque cansada y diría satisfecha. Pómulos acanalados, y labios estrechos decorados con un bigote canoso.

De vez en cuando frunce el ceño, y entonces quiero imaginar que una de esas historias está aflorando hasta su piel para mí, y para quien quiera escucharla.

La condena.

June 27th, 2010 - No Responses

Se ejecutará la condena.

Y le lloverán palabras envenenadas como dardos persiguen una diana.

Y reproches, y censuras, y rentintín.

Y quejas poco piadosas por lo que hizo, por lo que hace y por lo que deja de hacer.

Hasta yo le odiaré en silencio, en el camino que va de la tristeza a la compasión.

Pero su único delito fue creerse sus propios sueños.

Odi de dia, amor de nit.

June 24th, 2010 - 3 Responses

La llum del dia amortigua les debilitats. La foscor de la nit les deixa sortir igual com es destapen al cel les estrelles, revelant contradiccions ocasionals. Pensaments viscerals i sentiments racionals.

Mentre llueixi el sol, ho negaré tot fredament.

Però quan surti la lluna, obrirem aquella ampolla. Dos glaçons de gel i a poc a poc se m’escalfa el cos quan el got es va omplint. Em deixo emportar.

Jack Daniels. Odi de dia, amor de nit.

whisky

La resaca emocional.

June 14th, 2010 - 3 Responses

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Qué duro es sufrir de resaca emocional.

Esos momentos de demanda de sentimientos, de explosión de pasiones, y de crueles conmociones a los que sigue el agotamiento, y severos dolores de cabeza, de ojos, y de alma. Una montaña rusa de sensaciones.

Se cura, dicen, con el tiempo. Yo le añado una aspirina y opcionalmente un Jack Daniels con hielo.

30 de febrero.

June 10th, 2010 - 3 Responses

Hoy me desperté, y era 30 de febrero.

Darme cuenta me ha supuesto una breve sacudida, porque en realidad no había realidad.

Un día sin memoria, sin episodios previos. Sin fechas anteriores, no contaminado, sin parches ni remiendos, ni huellas. Nuevo y por estrenar. Me ha dado un poco de miedo.

Con nada hecho y con todo por inventar. Dispuesto a absorber recuerdos, malos y buenos, y golpes y sonrisas. Todo por empezar.

Aparentemente, un abismo en el que estoy al borde. Innegablemente, una oportunidad.

Superado el sobresalto inicial, segundo a segundo me veo más ilusionada, más seducida.

Y en uno de esos instantes, me he impulsado, y me he puesto a crear, sin expectativas, el primer 30 de febrero.

Girona.

April 12th, 2010 - No Responses

Con Girona me ha pasado como con otras ciudades que he descubierto sola, en viajes de trabajo. Se convierte la propia ciudad en mi acompañante.

Girona

Se generan vínculos con sus calles, con sus gentes, los caminos empiezan delante de mí y la ciudad marca mi rumbo.

Los viajes en solitario son tristes: la soledad de la habitación de hotel, las comidas sin compañía, momentos para pensar, todo se dramatiza un poco más, lo malo se engrandece, lo bueno se obvia.

El mimetismo de la ciudad conmigo y el mío con ella ayudan a neutralizar esas sensaciones.

La balanza.

April 3rd, 2010 - No Responses

En un lado besos, dos copas de vino y calor.

En el otro la falta de ti, el móvil que no suena,
las palabras que no se dicen.

En un extremo las manos entrelazadas,
suena Love of Lesbian,
la ropa en el suelo,
la cama revuelta.

En el otro silencios que ahogan,
un hasta luego que sabe a adiós,
adioses que son hasta luego,
recuerdos de ella.

Yo enfundada en tu jersey, tú enredado entre mis piernas.

Las sábanas frías, la cama vacía.

Desequilibrio.

Belleza, inteligencia, amor.

March 22nd, 2010 - No Responses

Qué bueno que para apreciar la belleza no haga falta poseerla uno mismo.

Qué lástima que no pase lo mismo con la inteligencia.

Qué caprichoso que a veces pase con el amor.

Miedos.

March 20th, 2010 - One Response

Los miedos se trasladan, en el espacio y en el tiempo. Y en las personas.

Lo que sufres en una relación, lo abocas en la siguiente, y en cada una pagas las deudas de las que vinieron antes que tú.

Y así alternativa pero incansablemente.

Hasta que coincides, en el espacio y en el tiempo, con quien quedó libre de cargas, en un momento en que tú también hiciste borrón y cuenta nueva, y entonces, sólo entonces, nos permitimos ser felices, tú y yo.

De repente.

January 26th, 2010 - One Response

De repente le miro y me parece una persona extraña, ajena.

Veo su cara, esa que tantas veces me hizo suspirar, y se me aparece ahora borrosa. Los recuerdos se han esfumado y se limitan a lo que estoy viendo en este momento.

Me habla, y es como si estuviera al fondo de la sala, aunque está delante de mí, compartiendo la tarde y un café. No sé cuanto rato llevamos así.

Oigo pero no logro escuchar. Está lejos, muy lejos.

Aunque quien se ha ido, he sido yo.

Los restos de la última noche.

November 10th, 2009 - 2 Responses

Abrió la bolsa. Husmeó la camiseta de tela fina, muy arrugada. Hundió en ella la cara, impregnándose de la amalgama de olores.

En esa ropa se empezaron a mezclar irremediablemente los fluidos de la última noche juntos, con las lágrimas que provoca el enésimo definitivo adiós y los restos del maquillaje, contaminándolo todo.

Igual que se fundían en la tela la ilusión y la esperanza, falsas, con el rechazo y el dolor, más verdaderos y amargos que nunca, pero insólitamente purificándolo todo.

Le pareció casi pervertido sentirse aliviada con la sacudida de sensaciones.

Y era la misma historia de siempre: ni amor, ni desamor, ni todo lo contrario. Una ensalada de sentimientos postizos e intermitentes, intentos de ser feliz, y la eterna promesa de que ésta es la última vez. Esta vez sí.

Quizá lavará la camiseta y el agua se llevará con ella los sentimientos y los fluidos, tuberías abajo, kilómetros lejos, hasta el mar.

O quizá, sólo consiga diluirlos.

Un, dos, tres.

November 8th, 2009 - No Responses

Una noche de noviembre me enganché al ritmo de sus caderas, bañadas por sangre cubana y unas cuantas cervezas.

Un, dos, tres. Vuelta. Sus manos en mi cintura. La pista de baile.

Un, dos, tres. Vuelta. Y sus manos por todo mi cuerpo. La habitación del hotel.

Extraños.

October 16th, 2009 - No Responses

Seco mis lágrimas con servilletas de bar.

Son ásperas. Aunque ni el más suave de los pañuelos sería mejor.

Es raro llorar delante de extraños: te miran. Curiosos, extrañados, todos incómodos. Fugaces miradas ajenas que quieren preguntar – “¿Qué te pasa?”, pero sólo lo hacen en silencio.

Para ellos un gesto accidental.

Para mí anónimamente aliviador.

Y qué pensaría él.

September 24th, 2009 - One Response

papa

Me pregunto qué pensaría, 6 años después, de la crisis.

Y de Obama y de Sarkozy, y de la Merkel y de Hugo Chávez.

Y del Estatut, y del tripartit, y de tener un President charnego.

Y del cambio climático y del colisionador de hidrones hadrones.

Qué pensaría él del triplete del Barça, y de la Eurocopa de España, y del record mundial de 100 metros.

Y qué opinaría del AVE, y de la Torre Agbar, y de los vuelos Low Cost.

Y de la gripe A.

Y de la Play, la DS, la Xbox y la Wii.

Si le gustarían, entre otras cosas, el Célica de mi hermano, las reformas que ha hecho mi madre, la mascota de mi hermana, y mi piso nuevo.

Y si comentaría en mi blog.

Sorprendida.

September 19th, 2009 - No Responses
Surprise, Henry Rosseau

"Surprise!", Henry Rosseau

Este cuadro de la National Gallery me cautivó, representa cómo me sentí al llegar a Londres: como una tigresa sorprendida por la tormenta en la jungla.

África, Europa.

September 16th, 2009 - No Responses

En mi penúltima maleta puse el anti mosquitos y las botas de montaña. África. En la última mi colonia preferida y los tacones. Europa.

Mi penúltimo viaje me llevó a un país caluroso y apasionado pero lento. Hoy me encuentro en un lugar húmedo y comedido pero de ritmo frenético.

En mi anterior destino yo era exótica. Aquí paso desapercibida en los vagones de metro con gente de 10 razas distintas.

En África me quisieron por mi dinero, mon amie. Aquí, my friend, me cunde más ser inteligente.

Marruecos tiene una cultura sorprendente e inquietante, pero Londres las tiene todas.

Supera eso.

Lapsus (II)

September 13th, 2009 - No Responses

Tengo recuerdos de un lugar en el que nunca he estado.

Añoro momentos que no he vivido y emociones que no he sentido.

Busco palabras que no existen.

Sigo unas huellas a ninguna parte.

No sé volver.

Ahora pienso que nunca estuve ahí.

Pero quizá sólo lo he olvidado.

Lapsus (I)

September 2nd, 2009 - 2 Responses

Necesito un lapsus de tiempo.
Dejar de ser yo, ser otra,
ser otras, ser otros, ser tú.
Y saltarme este momento.

Convertir este ahora en otro ahora.
Y cambiar este día y esta hora,
Y este minuto, y este segundo,
Y acelerar el proceso.

Dividir los instantes.
Multiplicar los lugares.

Y entender.

Y olvidar.

Me han retado.

August 30th, 2009 - No Responses

Me han retado.

Era una niña, calculo de unos 6 años, en bici. Iba con su padre.

Yo iba corriendo, y se me ha puesto al lado. Me ha mirado, desafiante, pero divertida y las dos nos hemos entendido: “¿Una carrera”?, decían nuestras miradas.

Sonrio, acepto el reto, aunque sin intención de apretar. Al llegar al semáforo ha dicho “¡He ganado!”, mientras su padre ponía en duda la legitimidad del triunfo.

Unos metros más adelante, nos volvemos a encontrar. Esta vez la miro, y soy yo quien la reta. “¡Venga!”, le digo, y aprieto el paso. Se queda rezagada, protestando, oigo las risas de su padre que la anima a alcanzarme.

Me ha gustado comprobar la competitividad de una niña, pero no podía dejarme ganar.

En ese momento, yo también he sido niña.

Essaouira dia 3.

August 10th, 2009 - No Responses

Essaouira, dia 3.

Jamas pense decir esto pero: en Marruecos tambien hace frio.

Hoy hemos conocido el Lloret de Marruecos: un lugar de windsurfistas a pie de costa, con tenderetes de souvenirs y temperaturas entre 15 y 28 grados que nos han sorprendido en vestido de verano y alpargatas.

Interesante a su manera, aunque reconozco el reparo que he tenido en ponerme en bikini en una playa en la que la gente se banya vestida.

En el camino hacia aqui destaca: las carreteras marroquies y cruzarnos con un accidente en el que han muerto 4 personas. A partir de ese momento los adelantamientos a burros me parecieron todos peligrosos.

En general, Marruecos es facil. Lo mas dificil del dia: conseguir no perdernos en la Medina y escribir esto en un teclado arabe (sobre todo la contrasenya).

Marrakech día 2.

August 8th, 2009 - No Responses

El comercio en Marrakech es el arte de la conquista.

Pasear por el zoco es exponerse constantemente a que los miles de comerciantes despleguen sus artes. Quieren que escojas su negocio y compres en su tienda. Guapa, jolie, mesien.

Pero si no atiendes a sus llamadas desesperadas, también tienen su muestrario. Puta, vieja, loca.

En las negociaciones hemos conseguido:
– Collares. Precio inicial: 60 dirhams. Precio final: 40 dirhams.
РPa̱uelos. Precio inicial: 100 dirhams. Precio final: 45 dirhams.
– Cenicero. Precio inicial: 90 dirhams. Precio final: 50 dirhams.
– Anillo. Precio inicial: 500 dirhams. Precio final: 200 dirhams.
– Bolsos. Precio inicial: 120 dirhams. Precio final: 50 dirhams.

Por los buenos resultados nos han llegado a decir que eramos como bereberes catalanas. Todo un cumplido viniendo de ellos.

Marrakech día 1.

August 8th, 2009 - No Responses

Después del impacto inicial, Marrakech es fácil de digerir.

Sólo hace falta la justa mezcla de tolerancia, interés y saberse perder. Además de uen humor y unos pocos dirhams en el bolsillo. Ah, y algunas frases amables en su dialecto.

Marrakech es ver familias de 4 personas en una moto, pintadas de BARÇA en las paredes, el olor a caca de burro, el regateo en todas y cada una de las paradas del zoco, 53º en el termómetro, motociclistas transportando varias docenas de huevos o una barra de hielo, la piscina con pétalos del Riad, las llamadas escandalosas a la oración, el caos del tráfico sin semáforos y sin accidentes, mujeres tapadas hasta las cejas, el espectáculo de la plaza de Djemma’fna que cambia hora a hora, la puesta de sol en la medina y más cosas que ahora no recuerdo pero que no quiero olvidar.

Y aun no hace 24 horas que salimos de Barcelona.

Se me agranda el corazón.

June 24th, 2009 - 4 Responses

Me he iniciado en el mundo del running. Viene después de hacerlo en los patines, y en la bicicleta, pero para esto la única herramienta son mis piernas. Y mi corazón.

Corte transversal del corazón

Dicen que en los entrenamientos, debido a la mayor demanda de oxígeno, la eficacia cardiovascular aumenta, y se agranda el corazón.

Simultáneamente, pero no casualmente, este comienzo ha coincidido con un cambio personal en mi vida que, debido a la mayor demanda de sentimientos, también me está agrandando el corazón.

El penya-segat

June 4th, 2009 - No Responses

Seguimos recuperando textos antiguos, en este caso Febrero 2000

En Marcel va mirar penya-segat avall, i, avaluant mentalment la distància que el separava del terra, va experimentar tota la soledat i tota la tristesa de l’últim any concentrades en una punxada intensa i terrible al cor. Li va fer mal fins al punt on mai no havia ni tan sols intuït que pot arribar el dolor.

No era la primera vegada que visitava l’escenari des de la mort de la Clara, però estava convençut de què seria l’última. La visió se li va pertorbar uns instants, i el sentit de l’equilibri li flaquejà. De sobte, aquelles imatges que tants altres cops havia recordat, se li van mostrar, més clares i precises que mai. Va esbandir el cap enèrgicament, com volent lliurar–se d’aquell suplici. Però quasi no tenia forces i es deixà emportar pels records.

Tornaven a ser allà, el Marcel i la Clara, en aquell mateix penya-segat. La Clara tenia el Diari de Girona d’uns quants dies enrera a la seva mà esquerra, i amb la dreta s’apartava de la cara els cabells rebels que el vent li removia. L’escenari marítim que tenien als seus peus lluïa amb el mateix esplendor des de feia segles. Amb la mirada perduda a l’horitzó, pensava en la notícia del diari. Aquella nit, faria tres–cents anys que una jove parella d’enamorats havia decidit posar fi a la seva dolorosa existència llençant–se al buit des d’aquell mateix penya–segat on ara es trobaven ells… La Clara va pensar que l’escenari era l’ideal per morir i acomiadar–se del món i de la societat que no els havien permès dur a terme el seu amor. La història es repetia, s’havia de repetir. Estava tan absent en els seus pensaments que es va sobtar quan va notar la mà freda del Marcel sobre el seu braç. “Has vist?” li va dir ella. “Avui també és lluna plena, com fa tres segles”. El Marcel la va mirar i van abraçar–se llargament sense dir res. Tots dos ploraven. Ploraven per tot el temps que havien perdut sense poder estar junts, per les imposicions de les famílies que no els havien comprés. Però també ploraven per tot allò que guanyarien a partir d’aquell moment, l’oportunitat d’estar junts, per l’eternitat, encara que fos en la mort. S’estimaven, i no podien entendre les seves vides separades, no la volien per res, la vida, si no la podien compartir.

Es van besar tendrament per últim cop i es van agafar de la mà, al límit del precipici, just en el lloc on pots sentir com la mort comença a transpirar pels teus porus. On et tremola el cos de manera que el teu ésser deixa de ser teu i comença a pertànyer a l’altre món. La brisa del mar els gelava la cara i els paralitzava l’expressió: un estrany gest a mig camí entre un somriure i un guiny de terror. Es van mirar i la Clara molt fluixet va comptar tres i va fer un bot per avançar el seu viatge fins a l’altre extrem de la vida, i tal com queia, el Marcel li va estirar la mà, de manera que el cos de la Clara va seguir el curs natural fins estrellar–se al capdavall del penya-segat ofegant el seu crit en les onades. El Marcel va restar a dalt, agenollat amb la mà encara aixecada sobre el mar, sense reaccionar, veient el cos de la dona que s’estimava inert a molta més distància d’ell del que li semblava.

De tot allò feia justament un any. De sobte va començar a tremolar, potser de fred, potser de por. Volia acabar d’una vegada per totes amb aquell malson. Volia guarir la seva traïció i la seva vergonya. Va encarar–se al precipici i va observar el panorama que ja coneixia. Va escrutar detingudament tot el territori i va tancar els ulls. Va esperar que el cor li donés l’empenta final.

Però el seu cor no ho va fer mai. Va girar cua per tornar cap a casa. “Tant se val. Ella no ho sabrà mai, i jo viuré per tots dos per recordar aquest amor que encara s’ensuma. De fet, avui ni tan sols és lluna plena”.

Del Madrid, no.

June 2nd, 2009 - No Responses

En la playa, un hombre sujeta afectuoso pero firme a su hijo por los hombros.

El padre está sentado, el niño de pie. Los dos a la misma altura. Se miran fijamente.

– Del Madrid no pots ser. Del Madrid, no. Ho entens? Això, treu-t’ho del cap!

El niño no dice nada, pero se queda cabizbajo.

El que seguro que no lo entiende, es su padre.


Las horas pequeñas.

June 2nd, 2009 - One Response

Nota de la autora: Este es un texto antiguo. Según la fecha de la Firma, tiene casi 11 años. La noche de insomnio me lo ha hecho recordar. El dibujo es de Javi Agenjo.

Las horas pequeñas.

Las horas pequeñas.

Me he dado cuenta de que por las noches, antes de encontrar el sueño, vuelvo a pensar. Esto no debería ser ningún descubrimiento, porque es mucha la gente que analiza ideas, piensa nuevos proyectos o decide como manejar el mundo en las horas pequeñas –la una, las dos, las tres de la mañana –. Pero es algo que me ha sorprendido porque he pasado una época en que me ha dado miedo encontrarme conmigo y hablar profundamente con eso que llaman conciencia, que es nuestro Pepito Grillo particular. Y he tenido pereza de hablarme, de pensar, para no hacerme preguntas de esas que no tienen más respuesta que la que uno le quiera dar. Ahora, que lo he pasado, veo que me he situado en la indiferencia, y que he querido contemplar mi vida como una espectadora impasible, cuando en realidad he sido la protagonista. No sé por qué he vuelto a pensar. Quizá el insomnio que me produce el exceso de café tiene parte de la culpa… El caso es que la noche es un tiempo precioso, de tranquilidad, sosiego y paz, que si no utilizo para dormir, debo utilizar para pensar en mí, porque al fin y al cabo, yo tengo el papel principal de mi vida.

En la oscuridad de la noche me es ahora imposible dejar la mente en blanco, como he hecho durante tanto tiempo. Ahora siento la necesidad de pensar en lo que veo, en lo que vivo, en lo que escucho, en lo que leo. Pero sobre todo en lo que pienso, en lo que digo y en lo que hago. Y me horroriza darme cuenta que no siempre concuerdan esas tres acciones, que es lo que, positivamente, busco en estas horas tranquilas: ver mi vida desde la sinceridad de mí misma, desde mi punto de vista, que es, seguro, el que mejor refleja mi interior.

Todo esto en la noche. ¿Y por qué no en el día? ¿Por qué no ponerse a pensar a horas más decentes? No puedo. Sé que en cuanto empiece encontraré, como un salvavidas, algo dónde agarrarme, una persona, un libro, una pantalla de ordenador, un teléfono… Alguna vez me he planteado porqué me gustan tantas cosas, y acabo pensando que a lo mejor es que nada acaba de llenarme. Y es que hay dos clases de aficiones: Aquellas que te buscas cuando tienes tiempo y esas en los que buscas el tiempo de dónde sea para poder realizarlos. ¿Ves? Esto no se me hubiera ocurrido a media mañana o a la hora de la comida. No es que haya dudado un solo instante de lo beneficioso de estas sesiones “Encuéntrate contigo mismo”, pero, tengo los pies en el suelo, y me cuesta creer que en un rato de concentración puedas encontrar la felicidad. Creo más bien, y esto no echa por los suelos lo que he dicho hasta ahora, que es a lo largo del día, cuanto te relacionas con los demás, que encuentras en algún gesto, alguna palabra, alguna acción, pequeños retazos de felicidad. Si sabes prestar atención, la práctica te ayudará a saborear todos y cada uno de los pedacitos, y no podrás más que utilizar las horas pequeñas, para revivirlos con una sonrisa en los labios.

Magda Teruel

Noche del 8 al 9 de junio de 1998

1:30 h de la mañana.

Capitán abuelo.

May 5th, 2009 - No Responses

Camino por el centro de Barcelona, lugar sin duda de congregación de personajes singulares, muchas veces simpáticos y siempre particulares.

Se me cruza por Portal del Ángel un señor mayor, de pelo muy canoso, y barba espesa. Camina alegre y decidido aunque no parece llevar rumbo fijo. Lleva una gorra de marinero y una chaqueta que casi diría de almirante.

Va canturreando, animado y divertido. Unos jóvenes al pasar por su lado le aclaman:

¡Abuelooooo! – Gritan, divertidos.

Él se gira, ufano, y les dice muy serio, acompañando el gesto con un dedo amonestador que adivino forma parte del papel:

¡Capitán abuelo!

Y a todos nos arranca una sonrisa.

Lo que necesito.

April 15th, 2009 - One Response

Ya estoy mirando materiales y buscando ideas para la futura (pero próxima) reforma de mi piso.

Hoy, mirando suelos y navegando por la página de Quick Step, he visto esta fotografía y es justo lo que necesito:

Quick step roble gris.

  1. Un parqué oscuro pero alegre y moderno.
  2. Una estancia muy luminosa.
  3. Un rincón con música y muchos libros.
  4. Un puff en el que dejarme caer y relajarme.
  5. Un chico con un buen trasero.

Creo que en la página sólo puedes encargar el parqué. De momento.

La fotocopiadora y los seis baños.

April 15th, 2009 - One Response

Hoy, usando la máquina multifuncional que tenemos el despacho de casa (fotocopiadora, escáner e impresora) he recordado cuánto me llamó la atención, siendo yo pequeña, ir a casa de mis tíos y encontrar que mi prima tenía una fotocopiadora en su habitación.

Sí, era una fotocopiadora pequeña, tamaño A4, pero era una fotocopiadora. Algo que tecnológicamente veía sofisticado, y por su carácter, lo encontré exclusivo y también caprichoso.

Es cierto que mis tíos, a parte de la fotocopiadora de mi prima, tenían una casa con seis baños, y entre otros vehículos, un Jaguar aparcado en el garaje.

Pero a mí me impresionó la fotocopiadora.

Hoy me he dado cuenta que la tecnología ha evolucionado lo suficiente como para que yo tenga mi propia fotocopiadora en casa, pero de los seis baños y el Jaguar, en mi casa ni rastro.

Crisis.

April 7th, 2009 - One Response

Hablan de crisis y es un recordatorio constante, por todas partes, en todos los rincones, todas las fuentes, todos los corrillos.

Crisis, crisis, crisis. Crisis -prematura- de los 30 es la que tengo yo, que durante 10 años mantuve el mismo peinado y en 6 meses me lo he cambiado 3 veces.

Y no paran de decirlo, crisis, crisis, crisis.

Sentimientos asíncronos.

April 6th, 2009 - No Responses

Esos que llegan cuando no lo esperas, y se van cuando deseabas que se quedaran, ajenos a las consecuencias.

Los que funcionan a destiempo, tarde y mal. Los que cuesta retenerlos y es difícil olvidarlos, y cualquier término en el medio no es una virtud.

Aquellos que ocasionan contratiempos y, a veces, una lágrima.

Cartas.

April 2nd, 2009 - No Responses

El otro día me llegó una carta. Sí, llegan varias a la semana a mi buzón: del banco o de publicidad, sin remitente y todas escritas en digital.

Esta era una carta dirigida a mí. La vi, le di la vuelta: tenía remitente.

Abrí el sobre, de pié, con la chaqueta todavía puesta. 4 hojas blancas de libreta pequeña, manuscritas en bolígrafo negro. Me di cuenta que hacía mucho que no leía escritos a mano, porque me costó. También por el contenido, denso y algo caótico, frases leídas dos, tres veces, para captar su sentido sin tener dudas.

Me pareció algo excepcional. Yo, que envío a diario mails personales, adoro el sistema porque me permite escribir y reescribir las frases una y otra vez hasta que dicen exactamente lo que quiero decir. La carta es franca, una traducción directa de la mente, se piensa algo y se plasma en el papel y le llega al destinatario. Bueno, o malo.

Aun no he contestado. Me gustaría hacerlo en el mismo medio pero antes tengo que saber qué decir. Bueno, o malo.

El campus virtual.

April 1st, 2009 - No Responses

Hoy paseé por el campus en el que viví algunos días de mi vida, hace 10 años.

Mientras caminaba entre los edificios, me ha parecido estar dentro de una realidad virtual. Como si los edificios configuraran un escenario 3D que hubiera dejado de estar allí todo ese tiempo, y se estuviera reconstruyendo a cada uno de mis pasos, estructurando cada pieza para volver a formar ante mis ojos lo que estaba guardado en mi mente.

Quizá, cuando me he dado la vuelta y me he alejado, ha vuelto a desaparecer cada esquina y cada rincón y cada fachada, y vuelva a ser un espacio vacío, hasta que vuelva. Quizá.

El hospital.

December 2nd, 2008 - One Response

Hacía cinco largos años que no pisaba un hospital.

Tiempo en el que había podido olvidar el olor asépticamente rancio, el ruido metálido de las camillas circulando por los pasillos, los murmullos detrás de las cortinas, la indiferencia desesperante, el gota a gota, las sonrisas conciliadoras, las largas esperas y los nudos en la garganta.

Hoy lo he vuelto a recordar todo.

Romina.

November 29th, 2008 - No Responses

Romina es rubia de bote. Pero se le perdona porque es peluquera, tiene un estilazo y más corazón del que sus (calculo) 50 kilos pueden soportar.

Ignoro si por política de empresa o porque es más buena que el pan, trata a sus clientas como si fueran sus amigas. Te hace sentir bien en sus manos. La forma de hablarte, de acariciar tu pelo, de asentir a tus afirmaciones y apoyar tus quejas. Incluso veo como, comprensiva y cariñosa, besa en la mejilla a una clienta que parece no tener un buen día.

Es algo más que un servicio de peluquería. Es un servicio de amistad entendida de una forma distinta durante una hora y media. Entras regular y sales bien. Entras bien y sales exultante. Terapia.

Siendo tales los efectos, no hay precio que lo pague.

Volveré.

Caprichosa.

November 27th, 2008 - No Responses

– “Es que las chicas somos un poco caprichosas”.

redona.


 El dependiente me mira y asiente, condescendiente.

Cosas bonitas que me han dicho esta semana.

November 25th, 2008 - One Response

– “Eres la primera chica a la que invito.”
– “¿Esa no es tu profesora de ballet?” – un padre a una niña al pasar yo por delante
– “Tu vales mucho, nena.”
– “Besos en esos fabulosos labios.”
– “Te he reconocido por la sonrisa.”
– “Si no viene la Teruel me da pereza”.
– “Esa es mi Magda, pegando palos a los impertinentes.”
– “He leido este artículo y me he acordado de ti.”

Me han dicho algunas feas, pero esas no van aquí.

Cambiar.

November 23rd, 2008 - No Responses

Los cambios son difíciles. Los impuestos y los escogidos.

 Es difícil adaptarse a una nueva situación, a incógnitas, al desasosiego, a la inseguridad. Tenemos miedo a tener miedo.

Así que tomamos la vía rápida: acomodarnos. Es tan sencillo… Tanto que incluso aceptamos la infelicidad, con tal de no aventurarnos a cambiar.

Equivocate, o acierta, pero decide. Cambia. Y atrévete a ser feliz.

Suerte.

Ventajas de ser informático/a.

November 3rd, 2008 - 2 Responses

Probablemente pocas, pero que te hagan un 10% de descuento en una tienda por ayudar a la dependienta a imprimir unos billetes de tren, es una de ellas.

Lapsus.

July 13th, 2008 - No Responses

Hoy me puse el anticelulítico en la cara, y el antiojeras en las orejas.

La crema reafirmante en el pelo, y el reparador labial en las pestañas.

En las piernas, el fortificador de uñas, y en los sobacos la laca.

El antiarrugas, en los pies.

Y me lavé los dientes con la loción anticaspa.

Con tantos tubos, tarros, botes, recipientes, y envoltorios que hay en mi tocador, era de esperar que cualquier día me confundiera.

Així sóc jo.

June 25th, 2008 - No Responses

Avui pensava dir-te moltes coses, algunes sense pensar però no totes les que penso. I mai a l’atzar.

De fet de tant donar voltes, t’hagués dit les coses que en realitat, no penso.

I al final no he dit res.

Incongruencias.

April 6th, 2008 - One Response

Ayer descubrí otra de esas incongruencias de la vida: Las zapatillas Converse resbalan en el suelo de la Sala Pop de Razzmatazz y el 90% de la gente las lleva.

Zapatillas Converse.

Transferencia.

April 6th, 2008 - 3 Responses

Si alguien revisa esta información me habrán cambiado el campo “Profesión” en la ficha de datos personales de mi cuenta

Transferencia.

Tipp-Ex.

April 6th, 2008 - No Responses

El otro día en el trabajo vi algo que hacía años que no veía: una hoja corregida con Tipp-Ex. Y era una hoja impresa.

A todos nos pasa, editas un documento, lo mandas a imprimir y entonces te das cuenta que hay un error. Reconozcamos que lo que nos cuesta menos es corregir el error y volver a imprimirlo, así que, pasada la sorpresa y la sonrisa inicial de ver la hoja tippeada, me alegré de que haya alguien con espíritu ecológico y ahorrativo. Su prudencia no compensará los derroches de tinta y los despilfarros de papel de todos los demás, pero es un grano en la gran montaña de arena del consumo.

Tipp-Ex